El feminismo no está de moda: es la forma de seguir vivas en un país que violenta todos los días a las mujeres
- La Rata

- 9 oct
- 2 Min. de lectura
Mientras en redes sociales se hacen memes y burlas sobre el “feminismo de moda”, millones de mujeres en México siguen viviendo miedo, acoso y violencia. No se trata de una tendencia: es una necesidad para sobrevivir.

Texto y fotografía de: Jazmín Ramírez García
Decir que “el feminismo ya pasó de moda” o que “ahora todas quieren ser feministas” se ha vuelto una frase recurrente, una especie de chiste cómodo que busca desarmar un movimiento que incomoda.
Se dice con ligereza, como si la lucha por la igualdad fuera una prenda que se usa una temporada y luego se guarda en el clóset. Pero no hay nada más peligroso que trivializar una causa que nació para defender la vida.
En México, siete de cada diez mujeres mayores de 15 años han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Eso significa que casi ninguna de nosotras ha salido ilesa. A eso se suman las agresiones laborales, el acoso callejero, la violencia doméstica y los feminicidios.
Frente a esta realidad, el feminismo no puede reducirse a una “moda”. No nació en TikTok ni vive en hashtags. Es una respuesta colectiva a siglos de desigualdad, una herramienta emocional y social para sobrevivir en un entorno que constantemente nos pone en riesgo.
Cuando algo cuestiona los privilegios, lo más fácil es ridiculizarlo. Por eso surgen frases como “feminazis”, “exageradas”, o “ya no se puede decir nada”. Esa ironía no es inocente: es una forma de desactivar la conversación, de convertir una lucha legítima en una caricatura.
Pero detrás de cada broma hay una realidad brutal. Las mujeres seguimos saliendo con miedo, seguimos midiendo nuestras palabras, nuestras faldas, nuestras rutas. En un país donde cada día desaparecen mujeres, el feminismo no es un accesorio ideológico: es una estrategia de defensa.
Decir “nos cuidamos entre nosotras” no es un lema romántico ni una frase de redes; es una práctica que salva vidas. Las redes de apoyo entre mujeres son la muestra más clara de que el feminismo no es discurso, sino acción: acompañar en una denuncia, compartir información sobre violencia, levantar la voz por otra.
El feminismo no es un movimiento que busca dividir, sino una herramienta para reconstruir una sociedad más justa. No es una etiqueta, ni un capricho generacional: es el reflejo de una lucha histórica que sigue viva porque la violencia también lo está.







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