Por: Joce Benites
La inocencia es una característica que se atribuye a la infancia. Ser inocente significa que se puede actuar y hablar sin dobles intenciones, desafortunadamente vivimos en un mundo acelerado y en ocasiones mal intencionado.
Según la psicóloga María del Socorro Quirino Muñiz, formadora de docentes para la educación inclusiva, La infancia es un tiempo corto o largo, sufrido o vivido con alegría, valorado o devaluado en la historia de las sociedades.
Afirmó que es un tiempo de intensidad, por la sorpresa ante el mundo que descubre.
Explicó que el aprender, el jugar, el mover su cuerpo, el buscarse en la mirada de los otros, es tiempo presente para las y los infantes; al menos que alguien, ya sean las normas escolares, el deber ser, la pedagogía, acaben con ello, tomando en cuenta solo el tiempo cronológico que interrumpe el asombro, sintetizó que el tiempo de intensidad lo vive cada uno y una en singular.
Es común escuchar comentarios como “los niños ya no son como antes” y según Quirino Muñiz, la infancia no ha cambiado. Lo que ha cambiado es lo que se ve, lo que se toca, lo que se huele, lo que se escucha, lo que se vive.
Según dijo la infancia sigue siendo ese tiempo de intensidad pero han cambiado algunas infancia a las que el mundo se le presenta con los valores contemporáneos de acumulación de capital, del consumismo, de decisiones tomadas por otros.
Los objetos y la forma de relacionarse con ellos ha sido cambiada, es decir, ya no se tiene una relación con sus juguetes por una relación de intimidad y de afecto sino por su valor monetario, en ese entendido el valor de los otros, niños, niñas y personas que pasarían por esa valoración.
Cabe resaltar que el uso de la tecnología también tiene un impacto importante en la infancia pues se conoce el mundo por medio de ellas, se aprende a manipularlas y a saber qué hacer con lo ahí mostrado, con un grado de independencia. Lo que ayuda a su desarrollo neuropsicológico, a su aprendizaje, a su visión y experiencia del mundo.
Sin embargo los riesgos del tiempo son evidentes por la exposición en determinadas edades, principalmente porque existe la exposición a contenidos, en ocasiones sin tener con quien comentarlos.
Sabemos que el mundo actual está repleto de sucesos que en ocasiones empañan la infancia y en sí la inocencia que caracteriza a la infancia, consideró que como adultos tenemos obligación de ofrecer un ambiente adecuado a las generaciones que hoy habitan el mundo.
Los adultos actuales suelen ser aburridos y suelen vivir con apuro en busca de una felicidad que sólo pueden obtener de los bienes materiales, viven apurados por el trabajo y la economía, olvidan que hay siempre un infante observándolos y calificando cada acción.
Nos preocupa hasta de no hablar en voz alta por temor al señalamiento en cambio un niño es espontáneo, despreocupado y suele estar feliz la mayor parte del tiempo.
Me cuestiono, ¿acaso crecer nos obliga a ser aburridos y mal intencionados?, hay quejas de extrañar la infancia y la inocencia ¿pero que se hace por recuperarla?.
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