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El amor es una decisión, no una condena


Por: Ximena Jaqueline González Correa


El amor no se trata de perfección, pero tampoco de estática. El amor es movimiento, crece, avanza y cambia. Es por eso que es la cualidad más grande que tenemos como seres humanos.


A lo largo de los años nuestro concepto de amor ha cambiado. Puede ser entrega, respeto, cariño, pertenencia, posesión, liberación, tolerancia, y muchas cosas más dependiendo de la época.


Actualmente estamos viviendo una completa revolución de los conceptos, reconsiderando el significado que le damos a las palabras, y sobre todo, en temas como el amor.


El amor romántico no debe confundirse con enamoramiento, que son los cocteles de hormonas que genera nuestro cuerpo al momento de conocer a una persona nueva por la que nos sentimos atraídos.


El amor va más allá de un sentimiento y un instinto; el amor es una decisión de todos los días. Es la capacidad consciente que tenemos de decidir estar con una pareja, de apoyarle en sus buenos y malos momentos, de respetarle, de quererle; de compartir un pedacito de nuestra vida con esa persona.


El verdadero amor se da desde la madurez, habiendo pasado por procesos de sanación y crecimiento personal que nos permiten no depender emocionalmente de una pareja. La dependencia es como estar colgado de una persona, sin querer soltarse y generándole un peso extra que le impide avanzar. El amor por el contrario, es caminar de la mano por el mismo camino, acompañándose pero desde la individualidad cargando su propio cuerpo.


A diferencia de lo que nos han dicho, el amor no debe durar para siempre, como ya lo dije antes, el amor es una decisión, no una condena.


Es por esto que este caminar de dos personas enamoradas tomados de la mano puede terminar en el momento en el que decidan tomar caminos separados como seres individuales. Es entonces cuando el amor se preserva como un sentimiento y muchos recuerdos, se deja de llevar de la mano para llevarse en el corazón..



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