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2 de octubre: “el pasado cuando no se recuerda, se vuelve a cometer”.

Pesé a que se sabe realmente poco de la presencia de las mujeres en el moviento del 68, hubo muchas mujeres temerarias y valientes anónimas que con su participación activa marcaron una gran diferencia y tuvieron un gran peso en este parteaguas de la historia mexicana.


Por: Norma Martínez Cruz.

*Este texto originalmente fue publicado el 8 de octubre de 2018 en Tesitura.*


Veo los datos en la página web, tomo el teléfono, marco al número que ahí dice, me contesta una mujer.


-¿Con quién hablo?

-Con “La Nacha”, Ana Ignacia Rodríguez, -me dice.


Hemos acordado una cita a las 4 de la tarde.


Tras un fin de semana de espera, el lunes por la mañana me escribe a mi correo diciéndome el lugar y la hora. Le contesto de recibido.


Ignacia es una de las mujeres, chicas en aquel entonces, que fueron encarceladas como presos políticos y que estuvo muy de cerca en el Consejo Nacional de Huelga.


El jueves ha llegado, son casi las dieciséis horas, estoy en el sitio indicado. No llega, no la conozco, pero en un par de documentales su rostro es conocido, medios que me ayudarán a identificarle.


Nunca pregunté si nos veríamos dentro o afuera. Le llamó, pero nada. He decidido entrar a buscarle. –Sí, efectivamente, ahí está.


Levanta su mano y la extiende en señal de saludo. Camino hacia la mesa donde está. Nos saludamos, me presento.


-¿Cómo estás? -me disculpo porque no sé si ya estaba esperándome.


El mesero se acerca, nos trae la carta, casi de inmediato toma la orden.


-Si quieres podemos empezar la entrevista.

-Sí, claro.


***

Sólo como alías pudieron meternos a la cárcel –refiere a “Tita”, Roberta Avendaño-, a mí y otra de las chicas encarceladas en Sta. Martha Acatitla, quien además fue líder del Consejo Nacional de Huelga. Esa fue una de las formas de terminar con el Movimiento, de reprimirlo.

Lo que en ese entonces permeaba el ambiente, era la Revolución Cubana, la Guerra de Vietnam. Todo mundo quería ir a Cuba, eran idealistas.


Las mujeres en minifalda eran criticadas, los hombres con cabello largo eran detenidos, no se usaba la píldora.


A ella, le decían: "Nacha, la virginidad provoca cáncer, ¡vacúnate!

Estábamos imbuidos de los prejuicios que los padres inculcaban".



El movimiento se inicia el 22 de julio, con un enfrentamiento de estudiantes de la escuela privada Isaac Ochoterena y la vocacional 5 ubicada en la Ciudadela. Comienza a haber heridos.


"Sacaron de los basureros macanas y golpearon de manera brutal a la gente. Todo esto eran provocaciones", comenta la poeta Dolores Castro. Cuando la pelea de las dos escuelas, y la represión del gobierno, la sociedad tenía todo para estar en contra del Gobierno, estaban padres, maestros y alumnos.


“La Nacha” nació el 26 de julio, y siempre ha ido a la marcha de la Revolución Cubana, dice ser pro cubana. Hubo un enfrentamiento de dos marchas que venían, y en la Alameda se dio un encuentro muy fuerte, muchos detenidos, y se fueron hacia sus Facultades para ver cuáles serían las medidas a tomar.


Realizaron asambleas, y es aquí cuando se forma el Comité de Lucha de la Facultad de Derecho, “Tita” es nombrada representante.


Recuerda que Derecho era una de las Facultades más socorridas; ya entonces tenía cierta demanda. Para entrar en el Movimiento había que ser abogado. El estudiantado se fue involucrando por la represión.


Pero no era solo de lado de los estudiantes la inconformidad, la prohibición estaba también en más cosas, recuerda Dolores Castro quien aceptó darme su testimonio, de cómo vivió esa etapa.


Platica que el gobierno comenzó a prohibir muchas cosas, por ejemplo un libro «Los hijos de Sánchez», que hablaba de la Revolución, de cómo vivían los mexicanos en esos tiempos, razón para correr al director del Fondo de Cultura Económica. Todo esto trajo resultados, había antecedentes.


Comenzó el movimiento porque se vivía en un gobierno dictatorial y el presidente era un hombre dispuesto a hacer su voluntad fuera como fuera.


“Yo sabía por otra parte que Díaz Ordaz era un hombre cruel y falto de inteligencia, por ejemplo, que los hijos debían ir a besar su mano; era un hombre con costumbres obtusas.

Una vez el Diario de México, por equivocación publicó una foto de un gorila y una foto de Ordaz, y confundió el pie de foto. Al día siguiente desapareció el periódico", contó.


Ordaz también había sido Secretario de Gobernación, cuando el sexenio de López Mateos, en el que deshicieron a los ferrocarrileros.


Para “La Nacha” el evento más importante fue cuando el Ejército entra a Ciudad Universitaria, «cuando violaron la autonomía de la Universidad», "Yo corrí con unas compañeras a lo que hoy es Rectoría, y `Tita´ se fugó por avenida Universidad. A mí me agarraron caminando hacía Rectoría. Nos llevaron a Lecumberri".


El poder de una manifestación.


Recuerda que las marchas eran impresionantes, llegaban al Zócalo, «en ese entonces sólo llegaba la gente en eventos oficiales», platica la entonces estudiante.


En la marcha que los acompañó el rector de la UNAM, (13 de agosto) salieron del Sur y llegaron hacía Félix Cuevas.«El momento en que izó la bandera Barros Sierra fue muy bonito y representativo».


Las mujeres y los hombres, juntos


La participación de la mujer era para ellas importante, con el Comité comenzaron a realizar brigadas, inclusive las había mixtas, en éstas hacían pintas, se subían a los camiones, pegaban carteles, iban también a las fábricas, a los mercados públicos.


En ese momento ningún periódico escribía lo que realmente pasaba, «no sacaban nada del Movimiento y lo que nosotros hicimos fue difundir el mensaje».


Fue determinante el papel que jugaron las mujeres –señala-, mientras come un platillo, bajo en grasas ya que hoy en día padece diabetes- recuerda que se juntaban para realizar las colectas, dice que las golpeaban igual que a los hombres, pero tenían a dos chicos que les gritaban: «ay vienen los policías y a correr (sic)».


La poeta Dolores Castro, comentó en entrevista: «Las mujeres desde la mitad del siglo XX ya tenían la necesidad de educarse y ser independientes económicamente, con la Revolución cambió la forma de la sociedad en México».


En los cincuenta las mujeres empezaron a escribir, a trabajar, estaban informadas de lo que estaba sucediendo, y todas dispuestas a luchar.


En provincia no tanto, pero el movimiento fue aquí –recuerda que ella iba y les contaba que había sido una masacre y la gente con extrañeza asentía con un ¿si..? -como dudando de su palabra.


Cuando se le pregunta acerca del papel que la Iglesia jugó en ese momento responde: «Una parte de la iglesia es contraria a los cambios en la sociedad, y otra es la de la teología de la Liberación, fundada en hispanoamérica que toma en cuenta la pobreza, la injusticia».


Mientras le hago otra pregunta, me dice que no me ha escuchado bien y que le permita subir el volumen del aparato de sonido que trae puesto debido a la debilidad de su oído.


Luego vino Tlatelolco


Fue una traición, en la mañana ya había diálogo del Consejo con autoridades universitarias, ¿cómo es posible que en la mañana dialogan y en la noche ya están matando?, comentó “La Nacha”.


Por eso es que fueron a la marcha de Tlatelolco con toda la tranquilidad del mundo.

Ella estaba de frente al edificio Chihuahua, en la explanada, con una pancarta de la Facultad de Derecho.


«El 2 de octubre depende de donde lo viviste, hay gente que estaba arriba, a los costados…

Ella recuerda perfectamente cómo fue. La matanza empezó a las 6:10 pm. Por eso cada año se guarda un minuto de silencio a esa hora».



Días antes ya existían departamentos evacuados, con cámaras que filmarían lo sucedido -habían sacado a las personas que ahí vivían, asegura Ignacia.


Fueron como palomas inocentes sin saber lo que pasaría. «Era creíble pensar que eran balas de salva. Tú no te podías poner a pensar que mataran de esa forma, que fueran reales».


En ese momento, la gente empieza a caer, y “Tita” le dijo: «córrele que nos van a matar». Cayeron en las ruinas, se lastimaron las rodillas, no existían las vallas de ahora.


En ese entonces el esposo de Dolores Castro, Javier Peña Loza, trabajaba en Excélsior, y le hablaron del periódico para decirle que la hermana -Guillermina- de su marido no fuese a ir al mitin porque iba a entrar el Ejército, y éste le marco para avisarla. Su hermana también estaba en el Movimiento; el esposo, José Solé, trabajaba dando clases de Arte dramático y llegaron unos agentes y quisieron llevarse a fulano y zutano, y como no lo permitieron los profesores, se llevaron a todos.


Después le volvieron a llamar para decirle que sí podían ir porque la policía sólo dispararía balas de salva.


El 2 de octubre ella estaba en su casa. Pasaban un noticiero a las 12 de la noche.


«Mi marido lloró, y dijo que desde ese momento sintió como su corazón ya no le ayudaba, es que era una cosa espantosa… ver cómo trataban a los muchachos, como medio muertos los subían a las ambulancias, pero para llevarlos al cuartel no. 1, ahí quemaron a la gente medio viva, ahí estaban muchos presos y quién sabe para cuándo saldrían, de mi familia uno de mis sobrinos, llevaba propaganda que repartió en un camión, lo llevaron a la cárcel, había que ir a sacarlos. Como aquí esta cerca la Secretaría de la Defensa, pasaban por aquí camiones llenos de soldados. Empezó persecución de todas las personas que estuvieron en el Movimiento. Un día una vecina me dijo:


-Fíjese que había unos fotografiando su casa.


Ella le aviso a su marido para que lo publicará en el periódico.


-Me preocupaban mis siete hijos, pequeños todos.


Al día siguiente lo publicó, no les pasó nada».


“Fue una temporada espantosa. Para qué sirvió; toda esa gente había vivido injusticia, que luchó, el heroísmo de esos jóvenes…”


Mientras la voz se hace más lenta dice: lo terrible fue que muchos perecieron».




La lucha de ayer similar a la de hoy


El Movimiento del 68 es conocido mundialmente por la crueldad de la matanza.


«El 45 aniversario siempre intentamos que los estudiantes vayan tranquilos, estuvimos más de 6 horas en 4 citas con las coordinadoras para que todo saliera bien. Pero ellos se encargaron de fraccionarla –refiere al Estado-, encapsular, pero es un grupo focalizado, provocadores, son gente pagada por el gobierno para desestabilizar y para meterle miedo a la gente de que ya no marche», afirma “La Nacha” Rodríguez.


Hace 45 años se luchaba por la liberación de Demetrio Vallejo y Valentín Campa, hoy por Pathistán.


Ha habido una guerra sucia que impactó.


«Yo te puedo asegurar que los hijos del 68 van a seguir marchando, porque ellos también fueron víctimas, ellos también tienen una educación política». «El pasado cuando no se recuerda, se vuelve a cometer».


A ella en ocasiones le dicen que sólo fueron 300 muertos, esto le enoja mucho porque «los que hayan sido, así haya sido uno, fue una matanza».


Dolores Castro piensa que lo que está, «sucediendo ahora no es tanto un resultado de esa lucha, aunque si hay algo… Lo que pasó es que había gente que no pertenecía al Movimiento, sino que hasta quizá había personas que querían poner el desorden para culpar al Movimiento».


El Batallón Olimpia


«Desde luego era gente del gobierno, se supone que era un escuadrón instruido para eso, pero del Ejército, y vestidos de civil. Se dice que no hubo armas por parte de los estudiantes, cuántas armas podrían haber juntado los del politécnico, fue gente del Ejército la que disparaba, los estudiantes eran gente pacífica, luchaban por un ideal, no como ahora. Si eso resultará ahora, sería terrible, porque hay armas, hay pobreza. Todo pareció tan preparado, porque había ambulancias y los heridos los llevaban al Campo militar no. 1. Parece que también la CIA estuvo dentro», menciona la poeta, Dolores.


A su marido, Javier Peña Losa, periodista del periódico Excélsior, le mandaban una revista de cuba, y en ella venía fotocopiada una correspondencia entre la CIA y Díaz Ordaz, y se escribían con muchas groserías y con mucha confianza, lo cual quería decir algo, comenta Castro.


«Lo que si es cierto es que la CIA no intervino en los campos militares para que matarán a las gentes en los campos crematorios», afirmó.


La prensa que llamaron “vendida”


Contó Dolores que los medios publicaban: “Dicen que hubo muertos, haber que vengan los padres de esos que fueron asesinados, los parientes, qué digan quienes, fueron, ¿No les dará vergüenza a estas gentes?, eso yo lo ví, nadie me lo contó”.


«Luis Echeverría tiempo después acabo con el Excélsior, allí escribió mucha gente sobre el 68, Rosario Castellanos, Javier Peñalosa, Alejandro Avilés».


Luis Echeverría


Dolores lo conocía muy bien porque era el novio de una maestra suya, y estudiaba Leyes, entonces. Conoció también a Ester Zuno, ambos tenían cierto nacionalismo verdadero y unas ganas de hacer algo. Echeverría creía en la Revolución, traía ganas de crear algo que fuera libertario, contó.


Alejandro Avilés en pláticas con ella le decía que Díaz Ordaz era un chacal, un hombre verdaderamente espantoso. “Echeverría lo que sí quería era Libertad de Prensa, lo que no tuvo es la conducta que correspondiera”.


«De lo que sí es el actor Luis Echeverría es de la matanza del 10 de junio».


Su marido –Peñalosa- en su columna pedía que se dieran noticias de quién era el responsable, de dicha matanza. En una ocasión marcó Echeverría a la SEP y le dijeron que habían pedido el teléfono de Peñalosa. Y así fue, Echeverría le habló al periodista y le reclamó acerca de sus ataques en la prensa escrita, discutieron porque el presidente se había sentido atacado de manera directa, sabía lo que había hecho.


Por qué «No se olvida»


"No se olvida porque fue brutal, pretendía un cambio, a diferencia de hoy. Ahora hay cierta Libertad de Prensa, en ese entonces no había nada. Incluso al director del noticiero que pasó imágenes de la matanza, de cómo los cargaban en vehículos sin un sentido humano, lo corrieron. Por tradición oral también hay mucha historia, los padres, los hermanos", comentó, la poeta Dolores Castro.


Por ello no se olvidará…


Los recuerdos más fuertes


Como si su voz se hiciera más lenta, Dolores Castro, con 90 años de edad recuerda que era como una especie de pirámide, de zapatos y zapatos… aveces dos, a veces uno… (guarda silencio unos segundos), de todas las clases… y de toda la gente, hasta niños había… pero no sólo fue que atacaran ahí, el Batallón Olimpia estaba en todos lados agarrando a los muchachos.


"Era la luz de una bengala la que anunció aquella reproducción de algo que más tarde sería como un anfiteatro".


El pretexto eran las futuras Olimpiadas, a diez días de que dieran inicio, todo debía quedar lo más controlado posible para así el Gobierno permanecer en calma, y emitir una imagen al exterior que no era la del momento actual.


"El 2 de octubre todo estaba rigurosamente planeado".


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