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  • Foto del escritorLa Rata

"Si un día desaparezco abracen a mi mamá"


Fotografía: Leticia Vaca

Por: Stephanie Herrera.


Diciembre 2015 6:30am


Salí de mi casa rumbo al trabajo, iba tarde, nada nuevo; llevaba mucha prisa que, en lugar de caminar 20 mininutos al metro decidí tomar un taxi. Las calles estaban vacías y no había mucha gente, paso un auto que no tenía pinta de taxi pero ya saben #taxipirata, le hice la parada y se detuvo. Subí con premura y con poca atención, no pasamos una cuadra cuando se detuvo y abordaron dos tipos uno de cada lado agachándome la cabeza para no poder verlos.


En ese momento mi mente no pudo pensar en nada, estaba en shock y no entendía lo que estaba pasando, ellos agresivos me explicaron que no hiciera ninguna pendejada, que ellos no estaban jugando y que todo sería más fácil si cooperaba con ellos. Avanzamos y comenzaron a esculcar todas mis cosas, me pidieron la contraseña del celular y todos los accesos a mis aplicaciones incluyendo las del banco, tomaron mi cartera y revisaron todo en ella, el del lado derecho revisaba mi teléfono minuciosamente haciéndome preguntas sobre mi familia, mi trabajo y cosas personales.


No podría explicarles el miedo que tenía y lo único que pedía era que se llevarán todo y me dejaran ir, pero no, ese no era su plan. No se cuánto tiempo paso cuando el tipo del lado izquierdo me dijo que me darían mi teléfono para hacer una llamada, que tenía que llamarle a mi mamá y lo único que debía decirle es que "ya no iba a regresar" sin más explicaciones y colgar. Me negué y le dije que no, se molestaron y me dijeron que iba a "valer verga" si no hacía lo que decían.


No pude y no lo hice, pues no podía imaginar la angustia que sentiría mi mamá con la llamada, aún lo cuento y en esta parte en especial me hace llorar, porque nunca pensamos en darle un dolor tan grande a una persona que amamos tanto.


Me negué y el que estaba de lado derecho me picó muy despacio en la pierna con una navaja diciéndome que no estaban jugando, yo seguía muy tranquila, no sé cómo explicar esta parte pues para los creyentes fue dios, para los demás suerte, pero pese a todo lo que estaba viviendo en ese momento estaba tranquila, sentí una paz tan grande que se apoderó de todo mi cuerpo y mente. Quizá y nunca lo sabremos pero el hecho de no verme con miedo, nerviosa o pedir a gritos que me dejaran ir provocó un cambio en su plan.


El tipo del lado izquierdo tenia un arma la coloco en mis manos y me repitió que esto no era un juego y que no saliera con ninguna "mamada" a todo le dije que si, que lo sabía. Me dieron instrucciones, "cuando lleguemos si alguien te pregunta si te tocamos tienes que decirles que no, conste mija que no te tocamos va" "estás muy bonita y tienes tu vestidito y todo pero no te tocamos y debes decirles que no te hicimos nada" conteste ok.


No sé cuánto tiempo estuvimos andando ni hacia donde íbamos, nos quedamos en un silencio eterno al menos para mí, hasta que el tipo de lado derecho hablo y entablaron una conversación:


Derecho: "no wey, es que no se algo no anda bien, no es normal"
Izquierdo: "no mames ya hice la llamada"
Derecho: "si wey ya sé pero hazme caso algo no está bien y será nuestro pedo"
Izquierdo: "¿entonces?"
Derecho: "de una vez aquí"

Se detuvo el automóvil, se bajó el del lado derecho y escuché con atención las instrucciones: "te vas a bajar sin voltear, vas a caminar todo derecho si volteas vas a valer verga, te disparo y aquí quedaste mija". Me baje temblando y camine, el piso era de terracería y no veía casas hasta más adelante, el camino era lejos.


Pensé que me iban a disparar, con pasos cortos me aleje y comencé a llorar, tenía mucho mucho miedo y cerré los ojos, pensé en mis papás, en mis hermanos, en toda mi familia, en mis amigos, en el chico que me gustaba y en todo lo que había vivido. No sé cuánto camine pero abrí los ojos y con mi respiración agitada voltee y no había nadie.


Caminé hasta dónde habían casas y vi salir a una señora con su hija, tomando distancia para no espantarla le pedí me dejara hacer una llamada, le expliqué que me habían quitado mis cosas y no tenía como irme. Asustada y desconfiada metió a su hija de aproximadamente 16 años y entro por su teléfono de casa, me pidió el número, ella lo marco y apenas empezó a sonar me lo dió. Mi mamá contesto y lo primero que le dije fue "mamá estoy bien" no sé cómo fue pero empezó a llorar me hizo muchas preguntas entre ellas ¿en dónde estaba? le expliqué que no sabía que había una carretera y todo era terracería. Le pase el teléfono a la señora y mi mamá hablo con ella.


La señora junto a su hija me dejaron en un taxi de confianza. Camino a mi casa el señor taxista me dijo "¿qué bonito está el día no cree?", intente ser amable y sonreír pero no pude, me solté a llorar contándole todo lo que había pasado, cuando termine todo quedó en silencio.


Después de 4 horas por fin llegué a casa, mis papás me estaban esperando afuera, el taxista se bajó junto conmigo, llegué y abrace a mi mamá como si hubiera desaparecido por varios días, el taxista abrazo a mi papá y le dijo que ya sabía todo lo que había pasado y que lo lamentaba mucho, mi papá le dio un billete y pidió se quedará con el cambio. Me abrazaron los dos juntos, el alma me volvió al cuerpo y agradecí por estar en casa.


Después de contar todo lo que viví, las personas minimizaron lo sucedido, lo tomaron sólo como asalto e incluso normalizaron la situación diciendo que a muchos les ha pasado, me tomaron de exagerada, muchos otros no me creyeron.


Dicen que el hubiera no existe, pero ¿Necesitaba no volver a casa para que me creyeran? ¿Necesitaban ver mi foto en redes sociales buscándome para que le dieran el valor que merecía? ¿Necesitaban a caso ver a mi familia destrozada con mi perdida para entender que no, no fue solo un asalto? nunca lo sabremos pero lo que si sé es que desde entonces no tengo la misma confianza de salir. No me siento segura, tengo miedo.


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