Por: Xochiquetzal Rangel.
Al toque del tambor y en una marcha lenta, durante las festividades de Semana Santa, como cada viernes santo en el centro histórico de San Luis Potosí se realizará la representación de la procesión del silencio, que data de 1954, y es considerada la segunda más grande del mundo, después de la hecha en Sevilla, España. De acuerdo con los organizadores “Tradiciones Potosinas”, es la única procesión que muestra de forma completa el Vía Crucis y los Misterios Dolorosos del Rosario.
En mayo de 2013, el gobierno de San Luis Potosí declaró esta tradición como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado, ya que su primera representación en la capital del estado se realizó hace 65 años, misma que se pudo organizar gracias a la participación de las tres cofradías fundadoras que fueron: La Soledad, El Santo Entierro y la Carmelita, con el fin de conmemorar la pasión y muerte de Cristo, es decir, las 14 estaciones del Vía Crucis.
Sin embargo, esta tradición va más allá del toque del tambor que marca el paso lento, de luto y dolor a los cofrades, damas y orguilleros o costaleros (que son quiénes cargan las figuras de las estaciones que pesan más de 300 kilos), que integran las 30 cofradías que participan en el cortejo procesional.
La preparación dura más que las dos horas que los participantes invierten en los ensayos que se realizan cada sábado después del miércoles de ceniza; ya que el proceso dura poco más de un año, porque para que una persona pueda integrarse a la procesión del silencio, debe pertenecer a alguna cofradía, que es una hermandad de personas católicas que realizan trabajos religiosos y morales.
En entrevista, Alejandro de la Cruz Saavedra, explicó que este 2019 sería su segunda participación en la procesión, sin embargo, sería el primer año que participa en la cofradía del Carmen, de la cual es miembro desde octubre de 2018.
“Gracias a dios aquí ando, me dio la oportunidad de salir, de conocer a las personas y de integrarme, yo lo veo algo así como una bendición de dios”, mencionó.
Contó que la forma en la que se enteró de esta tradición fue a través de una revista, ya que en uno de sus viajes de trabajo, como era costumbre cada que venía a la capital del estado, visitaba las iglesias. Sin embargo, nunca pensó que un día iba a poder participar.
Alejandro se incorporó en la cofradía del Carmen porque en esta conocía a más personas, por lo que al integrarse, además de participar en la procesión del silencio, todos los sábados acude a una misa en la mañana y al termino de esta les dan un tema para estudiar, “ahorita estamos viendo el libro de la vida de Santa Teresa de Alba, también estamos viendo sobre la liturgia de sobras, o sea liturgias que se dan ahí en la misa”.
Aunque también hay una reunión que se realiza un domingo de cada mes, en el que dijo, la mayoría de los 100 integrantes de la cofradía del Carmen acuden, y en está reunión se da un tema de lo que vaya sucediendo durante el mes y le dan seguimiento a las lecturas o procesos; mencionó que principalmente las personas que participan en la procesión lo hacen como una forma de pedir a dios que interceda por ellos o algún familiar que pudiera estar enfermo o bajo una situación complicada.
La Cofradía del Carmen.
Edgar Raúl Almendáriz Morales, presidente de la Cofradía del Carmen, indicó que la cofradía que encabeza, además de ser una de las fundadoras, la imagen que representan es “Jesús muere en la cruz” y se compone de al menos 48 mujeres y 52 hombres, los cuales se dividen en banda de guerra, nazarenos, damas y cofrades, los cuales conforman la décimo segunda estación del Vía Crucis y el quinto misterio doloroso.
“Adelante va la banda de guerra que son tambores con cornetas y clarines, luego va la cruz alta con siriales, sinciario y naveta; luego vienen los niños que son nazarenos, atrás las mujeres que son damas y luego los cofrades”, quienes van caminado por al menos 2 kilómetros con un paso doliente marcado por el toque de tambor.
Para ser integrante de la Cofradía del Carmen el límite de edad es de los 6 años en adelante, ya que no tienen un máximo, “no tenemos un límite, dependiendo de la condición de las personas porque es un paso cansado y sí agota un poco” dijo Almendáriz Morales.
-¿Cuál es el proceso para que alguien participe?
-“Hay que acercarse a la cofradía (para integrarse) ver de qué quieren participar, normalmente las mujeres siempre son de damas, muy pocas veces van encapuchadas (…) Normalmente nos reunimos cada mes, tenemos reunión mensual, misa, retiro, es un proceso de todo un año”.
El traje que se usa durante la procesión, varía, de acuerdo con lo dicho por el presidente de la cofradía del Carmen, el habito que usan es de color café, ya que representa el vestido de la Virgen del Carmen quien es la titular en cuanto al nombre.
Los hombres o cofrades usan una túnica color café, escapulario, capa blanca y capucha blanca; el vestuario para las mujeres o damas se compone de:
Una túnica café, escapulario y mantilla color perla; mientras que para los nazarenos se les pide que acudan con una túnica color café, escapulario y esclaviza color perla, y todos deben llevar huaraches color café oscuro, ya que solo en ocasiones especiales se les permite, a las personas que quieren pagar una penitencia o manda, hacer el recorrido descalzos, “es casi ya muy especifico, porque hay que hablar con con el asesor religioso y el sacerdote ya habla con la persona que pide ir descalza y se ve si hay la autorización o no”.
Integrantes de la cofradía de Nuestra Señora del Carmen, durante la procesión del silencio de 2018.
Almendáriz Morales, explicó que aunque la gente que se acerca a la cofradía es para pagar una manda o pedir por un familiar, después de su participación en los cursos de formación, los ensayos y la procesión, deciden quedarse de 5 hasta 30 años.
Este viernes en punto de las 8 de la noche las cofradías que se dan cita en el Centro Histórico, comienzan a salir de la iglesia del Carmen, ubicada en la plaza de la capital potosina que lleva su nombre, para realizar el recorrido de más de 2 kilómetros y regresar al mismo punto de partida; en donde más de mil espectadores, ya sea que estén parados o hayan comprado un asiento que va desde los 50 a 250 pesos, admire la muestra cultural que busca honrar el sacrificio de Jesús Cristo.
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