Periodistas de la capital potosina.
Por: Leticia Vaca
Luego del asesinato del periodista Fredid Román en el estado de Guerrero, el pasado 23 de agosto, desde las afueras del Congreso del Estado, un grupo de trabajadores de medios de comunicación en San Luis Potosí, exigieron justicia.
En lo que va de 2022 ya suman 15 periodistas que han sido víctimas de homicidio.
Lucia López compartió que lo que se busca con la actividad realizada este viernes por la mañana, es sumarse a la exigencia de justicia a nivel federal, porque “no queremos ser un número más “
Además recordó que en San Luis Potosí hay carpetas de investigación también por agresiones cometidas en contra de periodistas, “y hoy lo que queremos son respuestas” exigió.
Asimismo, precisó que aunque los y las periodistas del interior del estado no pudieron trasladarse a la capital potosina, desde sus municipios se sumaron a la protesta.
Periodistas de Ciudad Valles, SLP
Aparte, Samuel Estrada, periodista integrante del Mecanismo Estatal de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, agregó que con la manifestación realizada, se busca que no se normalice la violencia en contra de los y las trabajadoras de medios de comunicación.
“Que nos demos cuenta de lo que está pasando, de la importancia que tenemos los y las periodistas para la democracia (...) desafortunadamente hay que levantar la voz, porque las autoridades no están haciendo lo necesario para impedirlo y castigar, porque si siguen pasando esté tipo de cuestiones, es porque hay impunidad”.
En San Luis Potosí, recordó, los responsables del homicidio del fotoperiodista Daniel Esqueda, ocurrido en octubre de 2017, no están en la cárcel, “seguimos exigiendo justicia”, puntualizó.
En cuanto a las solicitudes de protección del Mecanismo Estatal, informó que ya suman 50 periodistas que han pedido algún tipo de ayuda, sin embargo, “en ninguno de los casos se ha satisfecho las peticiones de los y las periodistas”.
Las razones de las solicitudes de protección del Mecanismo, dijo, son por amenazas, llamadas telefónicas, censura de los propios medios y amenazas del crimen organizado.
