¡No es orgullo, es rabia! La Resistencia Trans de San Luis Potosí no desfiló, denunció
- La Rata
- 7 jul
- 2 Min. de lectura

Por: Leticia Vaca
No es orgullo, es rabia. Rabia porque faltan muchas, muchos, muches. Porque a quienes decidieron vivir con libertad, amar con autenticidad y ser quienes realmente son, les arrebataron la vida. Porque quienes debieron protegerles les fallaron. Les fallamos.
Durante la marcha del Orgullo LGBTIQA+, en la capital de San Luis Potosí, la comunidad Ballroom Potoshine alzó la voz para recordar que sigue pendiente una deuda de justicia con Jade, Samantha, Michelle, Fabiola — mujeres trans asesinadas en San Luis Potosí—, con le magistrade Ociel — primer magistrade no binarie de México y América Latina—, y con todas las personas a quienes el sistema no solo les ha fallado, sino que continúa fallándoles.
Porque no son homicidios, son crímenes de odio, transfeminicidios que siguen impunes y sin ser nombrados.
En el Jardín de Tequis, Ballroom Potoshine se apropió del espacio con música, vestimentas únicas, pasarelas y baile. No para hacerse visibles —porque siempre han estado aquí—, sino para gritar: “No tengo por qué pedir permiso para ejercer mis derechos”. Porque no es orgullo, es rabia.
Y claro que da rabia ver cómo patrullas y motocicletas de Seguridad Vial encabezaban la marcha. ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Para supuestamente garantizar la seguridad de las personas asistentes?
Da rabia. Porque no basta con resguardar una marcha un día al año si las políticas públicas siguen sin garantizar derechos. Si ante un crimen de odio, miran hacia otro lado. Si aún existen oficialías del Registro Civil que se niegan a reconocer el matrimonio igualitario.
Por eso, la consigna que retumba como denuncia —“La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”— cobró aún más fuerza cuando rodearon una patrulla para dejar claro que ese no es su espacio.
Porque no basta con decirse aliades mientras las instituciones siguen perpetuando el abandono, el silencio y la revictimización. No basta con pintarse de arcoíris una vez al año mientras se ignora el clamor por justicia. Mientras se acumulan nombres en la memoria colectiva, nombres que no tendrían que estar ahí.
No basta con marchar al frente si no se marchan las causas. No basta con escoltar una manifestación si, en el día a día, se siguen reproduciendo violencias estructurales.
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