“Lo más difícil de ser madre es, serlo sin tener una"

- Este 10 de mayo no todas celebran con alegría ; muchas maternidades también duelen.

Por: Jazmín Ramírez García

Para muchas madres, el 10 de mayo es una fecha de abrazos, flores, desayunos especiales y festejos en familia.

Pero hay otras, silenciosas, que viven este día desde un rincón distinto: es el día de la nostalgia.

Son aquellas que, además de ser mamás, han perdido a la suya. Para ellas, el 10 de mayo es un recordatorio agridulce de lo que se tiene y de lo que se ha perdido.

Ser madre sin tener una madre es, quizás, una de las contradicciones más profundas de la vida ya que criar a los hijos e hijas sin poder recurrir a ese consejo sabio, sin esa voz que calma, sin ese abrazo que sostiene en los momentos difíciles es complicado.

No hay manera de llenar ese vacío y sí, se aprende a vivir con él, pero en fechas como esta, duele con una fuerza distinta.

Hay mujeres que hoy sonríen mientras reciben dibujos hechos por sus hijos e hijas, flores, llamadas, agradecen, disfrutan. Pero por dentro sienten la punzada de la ausencia.

No lo dicen en voz alta, pero la tristeza habita junto a la alegría. Porque ¿cómo no extrañar a quien les enseñó a ser lo que ahora son?

No hay manual para ser madre, pero muchas aprendieron mirando a la suya. La forma en que actuaba, cómo sanaba con solo poner una mano en la frente, cómo sabía siempre qué decir.

Sin ella, cada paso se vuelve más incierto. A veces se toma una decisión y se piensa: “¿qué habría hecho ella?” Otras veces, simplemente se desearía poder contarle lo que ha pasado, pedirle que se quede cinco minutos más, aunque sea en un recuerdo.

El 10 de mayo, entonces, se convierte en un día lleno de emociones cruzadas. Hay amor, hay gratitud, hay orgullo por los hijos e hijas. Pero también hay lágrimas silenciosas, cartas no enviadas, y miradas al cielo con la esperanza de que, desde algún lugar, esa madre ausente aún acompaña.

Ser mamá sin mamá es un aprendizaje constante. Es repetir palabras que alguna vez se escucharon de ella, es abrazar como se fue abrazada, es transmitir la ternura que se heredó.

Es encontrar su presencia en los gestos, en las palabras, en los silencios. Y también, es tener la valentía de llorar en soledad para que las infancias no noten la grieta.

Este día, entre las flores y las felicitaciones, también hay mujeres que extrañan con el alma. Que aman a sus hijos profundamente, pero que sienten cómo su maternidad duele un poco más porque no pueden compartirla con quien les dio la vida.

Porque ser mamá sin mamá es lo más difícil. Pero también, es una forma de seguir honrándola todos los días.