Kenia Hernández, defensora de DDHH inicia huelga de hambre en el Penal Neza-Sur; exige derecho humanitario para despedir a su madre
- La Rata
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Actualmente enfrenta una condena de 21 años y 9 meses por delitos que organizaciones de derechos humanos han señalado como fabricados
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La defensora amuzga Kenia Inés Hernández Montalván comenzó una huelga de hambre en el penal de Neza-Sur tras el fallecimiento de su madre, Inés Montalván, ocurrido el 7 de septiembre. Su exigencia es clara: que las autoridades le permitan asistir al funeral en ejercicio de un derecho contemplado por la ley.
La protesta inició a las 21:30 horas del sábado, y a ella se sumaron de manera solidaria dos internas, con la expectativa de que más mujeres privadas de la libertad participen en apoyo. Hernández presentó ante el Juez de Ejecución una solicitud formal para poder despedirse de su madre en los rituales funerarios, un derecho reconocido por organizaciones de defensoras como la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México.
De acuerdo con la Ley Nacional de Ejecución Penal, las personas en reclusión pueden solicitar permisos extraordinarios de salida por motivos humanitarios, entre ellos la muerte de familiares directos. Estos permisos no deben exceder las 24 horas, y su temporalidad la determina un juez.
Además, la misma legislación establece que las personas privadas de la libertad deben recibir un trato digno, sin discriminación alguna por género, origen étnico o condición social.
Trayectoria de lucha y criminalización
Originaria de Xochistlahuaca, Guerrero, Hernández ha dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos, en particular de mujeres indígenas. Fue dirigente del Colectivo Libertario Zapata Vive y del Movimiento Nacional por la Libertad de los Presos Políticos, y desde 2019 es beneficiaria del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
Su trayectoria se vio interrumpida en 2020, cuando fue detenida en dos ocasiones: primero en Toluca, y meses después en Puebla, en operativos cuestionados por no contar con orden judicial. Actualmente enfrenta una condena de 21 años y 9 meses por delitos que organizaciones de derechos humanos han señalado como fabricados, relacionados con robo con violencia y ataques a vías de comunicación.
Mujeres indígenas en prisión
El caso de Hernández visibiliza la situación de criminalización de mujeres indígenas privadas de libertad. Según datos del INEGI, de las 236,773 personas encarceladas en México, 13,985 son mujeres, y al menos 13.9% de ellas hablan una lengua indígena.
Durante su estancia en el Cefereso 16 de Morelos, Hernández documentó prácticas de aislamiento y tortura. Gracias a su insistencia, logró la creación de un pabellón para mujeres indígenas, donde podían compartir saberes, sembrar alimentos y construir comunidad.
En Neza-Sur, donde se encuentra actualmente, impulsa una cooperativa de 26 mujeres que elaboran artesanías, se acompañan en procesos de resiliencia y han encontrado en este espacio una forma de terapia ocupacional para dejar atrás adicciones y enfrentar las injusticias del sistema penitenciario.
La huelga de hambre de Kenia Hernández no es solo un acto personal de duelo, sino también una denuncia colectiva frente a la omisión de derechos básicos en las cárceles mexicanas.