"Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos
pensantes y comprometidos
pueden cambiar el mundo.
De hecho, son los únicos que lo han logrado”
Margaret Med.
Por: Xochiquetzal Rangel.
Hace dos años en Asunción Ixaltepex, un municipio de Oaxaca ubicado en el Istmo de Tehuantepec, la sonrisa de la gente se transformó en miedo, ya que, durante la noche del 7 de septiembre del 2017, la tranquilidad de los habitantes zapotecas se interrumpió por un terremoto de 8.2 grados en la escala de Richter que llevó consigo casas, personas y esperanzas.
Con los derrumbes no solo el patrimonio cultural y familiar se había perdido, sino también los sueños de las personas y la fuerza para salir adelante, pues la principal fuente de ingreso de las mujeres de la comunidad se había esfumado con los hornos de pan que también colapsaron.
Ante la tragedia, Perseida Tenorio, ingeniera en alimentos, quien vivía en Querétaro durante la fecha en que se suscitó el terremoto y tras la poca información que obtenía de sus familiares, sabiendo que el 80 % de las casas del lugar donde nació, incluyendo la casa donde creció y la de su abuela, habían colapsado, decidió acudir al municipio para apoyar, un día después del desastre natural.
“En una cuadra completa, quizá, quedaba de pie una casa, en una cuadra completa, o sea horrible, era devastador, solo veías escombros y espacios vacíos donde antes sabías que había habido casas” contó en entrevista para La Alcantarilla, Perseida Tenorio.
En un inicio, la ayuda que Perseida Tenorio ofrecería únicamente estaba enfocada en entregar víveres y despensas a los damnificados; sin embargo, tras una plática con un panadero de la localidad, de quien dependían 9 trabajadores y los miembros de sus familias, comprendió que para la reactivación real de Ixaltepec se necesitaría restituir la fuente principal de empleo de los habitantes: los hornos de pan, “porque los víveres iban a ser una ayuda inmediata, pero lo que se necesitaba iba a ser la ayuda a largo plazo”.
Después de la plática que sostuvo y dos días pasado el siniestro, Perseida se comunicó con Alejandra Rosado, Aida Corres e Iris Piñón, amigas con las que ya había realizado trabajos previos, para comenzar, por medio de la recuperación del espacio y la cultura, el proyecto Una mano para Oaxaca, que le regresaría la vida a Ixaltepec y la ilusión a la gente.
Al inicio, con el apoyo económico que las cuatro mujeres habían conseguido con amigos, familiares y conocidos, la meta de recuperación era de 30 hornos, sin embargo, con las reconstrucciones asecendió a 50, debido a que es uno de los principales oficios de las mujeres y madres de familia de Ixaltepec. Finalmente se reconstruyeron 120 hornos no solo en la comunidad en la que inició, sino también en sus alrededores.
LA- ¿Cómo fue posible el acceso a los fondos para la recuperación de los hornos?
P- Una parte fundamental fue la transparencia que tuvimos en la utilización de los fondos. Los primeros recursos que recibimos fueron de familias que nos conocían, amigos, conocidos y demás, y entonces literal, los primeros materiales que se compraban para los hornos se subía la foto al face, y de que “miren, gracias a esto Fulanito ya recuperó el techo para su panadería o tal horno”. Y eso nos dio mucha credibilidad: la transparencia de los recursos. Con la transparencia de los recursos comenzaron a apoyarnos empresas y otros proyectos sociales que se estaban sumando a la causa; ahora hacemos campañas de crowdfunding [financiación colectiva] , aplicamos a convocatorias, algunos amigos siguen ayudando. De repente, enviamos los reportes semestrales o bimestrales y se emocionan un buen, de que vamos a depositar $600, que todo suma, al final.
“Fortalecer el arraigo comunitario”:
Con el paso del tiempo, Una mano para Oaxaca, de acuerdo con lo dicho por Perseida Tenorio, se percató de que, además de la parte económica, era necesaria una recuperación anímica de las personas, debido a que lo vivido aquel 7 de septiembre había sido devastador. De este modo, el siguiente paso era recuperar los colores que había en la localidad a través de murales que denostaran el orgullo por la cultura zapoteca y de los artesanos de la comunidad, con el fin de rescatar la identidad entre los habitantes y municipio con los monumentos históricos que también se habían perdido.
“Los murales han ayudado a fortalecer la identidad y el orgullo de decir “yo soy de Ixaltepec” y ha dado la posibilidad de visualizar los oficios como una fuente digna de empleo y una manera justa de conseguir ingresos en su propio pueblo […]. Uno de los casos que a mí me pareció increíble fue que una organización hizo en Ixaltepec un concurso de dibujo y este concurso era ambiental, en el que tú tenías que hacer un dibujo sobre algo que te gustara del pueblo. Y me hacen llegar un dibujo de una niña que dibuja una pared y decía `Una Mano para Oaxaca´ y entonces la niña en la explicación del dibujo puso que `Una Mano para Oaxaca´ era aquello que le había ayudado a perder el miedo al terremoto y esa niña es nieta de uno de los artesanos que tiene un mural. Entonces, cómo el involucrarse en estas actividades de estar pintando, estar conociendo a otras personas, pues, le hizo a ella perder el miedo al terremoto o a disminuirlo”, agregó Preseida Tenorio.
Sin embargo, según dijo, Ixaltepec vive bajo una sociedad “patriarcal con faldas”, en la que, a pesar de que el hombre es quién toma las reales decisiones, las mujeres son quienes proveen el sustento de su familia y son el pilar de la misma, por lo que la presión cultural para las mujeres es fuerte y, ante el desastre, se tornó peor, ya que ellas no podían llorar frente a sus familias o sus integrantes se irían abajo con ellas. “Además, es un ‘no puedo llorar y tengo que trabajar un montón y tengo que echarle ganas y aparentar que estoy muy bien’”.
A consecuencia de esta situación que se generalizó para las mujeres damnificadas de Ixaltepec, se inició un programa llamado “Yo soy Salud y sanación” en el que para sanar el “corazón” se realizan actividades como reiki, masajes y círculos de lectura y narrativa.
“Justo cuando nos fuimos dando cuenta que era importante la recuperación anímica, empezamos a hacer murales comunitarios que rinden homenaje a mujeres y hombres que son artesanos que ahora denominamos guardianes de oficios tradicionales, porque lo que queríamos demostrar con esta ruta de murales que es “Regresemos los colores a Ixaltepec” era probar que, aunque nos dolió mucho la perdida arquitectónica, porque era una arquitectura colonial tradicional, era mucho más importante la gente que vive en Ixaltepec y que hace Ixaltepec especial. Entonces, así surgió ese otro proyecto más de resiliencia comunitaria y a partir de ahí iniciamos el Centro Comunitario de “Una Mano para Oaxaca”, donde hacemos el rescate de oficios tradicionales, y lo que buscamos con toda esta serie de actividades es fomentar la identidad cultural zapoteca en niños, niñas, jóvenes; en mujeres para fortalecer o fomentar el arraigo comunitario” resaltó Preseida Tenorio.
Pese a que Perseida, hace dos años, no se imaginaba transformando su comunidad, sino más bien realizando proyectos alimenticios con el mango para evitar el desperdicio de la comida, dijo que la fórmula para que continúen rescatando la cultura de Ixaltepec se debe a la ilusión, esperanza y trabajo de los pobladores, ya que, si ellos hubieran reaccionado de forma diferente, el proyecto habría terminado hace mucho. Además de que la clave de que el grupo de trabajadores del colectivo haya crecido y se haya mantenido, dijo, se debe al arraigo cultural que tienen los integrantes de Una Mano por Oaxaca, y a la pasión que tienen en el proyecto, ya que de los actuales 6 integrantes del colectivo solo Alejandra Rosado no es de Oaxaca, “por eso hacemos esas actividades para fortalecer la identidad, porque nosotros somos el ejemplo claro que, decimos allá, si está bien sembrado tu ombligo, pues, puedes ir a cualquier lado, pero vas a regresar a tu pueblo a ayudar y a querer hacer las cosas diferentes”.
“Lo que nos gustaría, y que visualizamos, es que en un periodo de 5 años de trabajo Ixaltepec pueda ser un ejemplo regional, de soberanía cultural, de cómo a partir del trabajo comunitario y de la cultura es posible llevar a cabo vidas dignas, con ingresos justos y con la cultura como un eje transversal de actividad”.
Lo que comenzó como un apoyo de víveres ante la emergencia alimenticia por la pérdida de casas en Ixaltepec, se transformó en la reactivación económica y en tres proyectos de operación permanente y uno que inició durante febrero de 2019.
“Salvemos el río, recuperemos juntos el Guigu Bicu”, figura de forma transversal entre las actividades que Una Mano para Oaxaca ha realizado para la recuperación de espacios y el fortalecimiento del arraigo cultural en Ixaltepec. Actualmente, se realizan jornadas los fines de semanas en el que realizan limpieza de basura en áreas naturales; esta iniciativa nació hace poco más de siete meses para el rescate del río de las nutrias, comenzando con la limpia de un terreno a la orilla del río que fungía como un tiradero clandestino.
LA -¿Qué falta por hace en Ixaltepec?
P- “El terremoto vino a visibilizar todos los problemas económicos, sociales y culturales que ya existían en la zona. Entonces, 10 años se están planteando. [Esto] es para una recuperación, digamos, que no solo pasó por el terremoto; digamos ya es algo en lo que estábamos mal, ya han sido comunidades vulneradas por muchos" años, por muchos megaproyectos, por una desintegración social, por una falta de oportunidades, por una falta de educación de calidad también. Entonces, creo que ahora, en términos post-terremoto, el nivel de construcción va, quizá, un 50%, pero se perdió la arquitectura tradicional en un 80% yo diría...
...Muy pocas familias pudieron reconstruir de manera tradicional. En mi pueblo, de las 400 casas que se cayeron la noche del terremoto, se recuperaron tres casas tradicionales, entonces como por el apoyo que se recibió del gobierno había una presión de construir inmediatamente porque si no, te iban a quitar el dinero, la gente comenzó a comprar cemento, blocks y materiales que van totalmente, que no tienen nada que ver con la zona, porque estamos en una zona con temperaturas muy extremas, a veces con 39 grados y con vientos muy fuertes con 260 km/h. Entonces, por algo también las casas tenían una arquitectura típica tradicional con ladrillo, para soportar las altas temperaturas y demás...
Creo que hace falta muchísimo por hacer todavía, en términos de la integración social, porque esos 10 años se plantean para una recuperación arquitectónica. Peor: ¿cuántos años te toma reconstruir tu corazón y reconstruirte como comunidad, como los medios de organización que desde antes ya estaban no rotos o afectados?”.
Una Mano para Oaxaca sigue aceptando donaciones de todo tipo: monetarias, en especie y voluntariados, con el fin de que, a través de los trabajos para la recuperación del arraigo cultural, fortalecimiento de identidad y de recuperación de espacios, se puedan crear políticas públicas para que, además de funcionar en Ixaltepec, puedan estas prácticas ser replicadas después en la diferentes regiones y comunidades de la República Mexicana.
“Con lo que se quiera ayudar, todo suma, todo contribuye a la causa y a lograr estas metas”, comenta Perseida Torres.
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