Imagen: Juega Como Niña
Por: Wendy M. Jiménez Bolaños
La imagen de la árbitra Karen Hernández tratando de contener lágrimas, creo yo que por la emoción, durante su debut como silbante central en primera división del fútbol varonil en el partido de León VS. Puebla, es ya de mis favoritas de este año, porque amo ver a las mujeres donde siempre han soñado, sobre todo si se trata de deportistas.
No imagino todo lo que hay detrás de la tercera mujer en México que logra la hazaña de liderar el cuerpo arbitral en la Liga MX varonil, actividad dominada históricamente por hombres. Sólo Karen Hernández sabe lo que le ha costado llegar a pitar un partido de fútbol varonil y sus lágrimas contenidas lo confirman.
Siempre que una mujer llega a la cima, me pregunto, “¿Cuántas veces habrá tenido que demostrar sus conocimientos para poder encajar en moldes no hechos socialmente para las mujeres?”, “¿Cuántas veces la habrán mandado a la cocina?” porque claro, aparte de ser el insulto favorito del patriarcado, es la actividad no remunerada que más limita a las mujeres a cumplir sus objetivos personales y profesionales.
Por citar un ejemplo, de acuerdo al INEGI, las mujeres tienen menos accesibilidad para realizar actividades físicas en su tiempo libre. Desde el levantamiento de la primera muestra en 2013, a la fecha, el promedio de hombres físicamente activos es de 46.68% a comparación del 36.84% de las mujeres.
En una semana vimos debutar a dos árbitras centrales de la Liga MX Varonil, Itzel García y Karen Hernández. 20 años atrás lo hizo Virginia Tovar, quien a decir de sus palabras “el machismo le cerró las puertas en el arbitraje mexicano”, ya que fue víctima de insultos y prejuicios que no la dejaron avanzar en el terreno profesional.
Sin embargo, creo que en el fútbol varonil y en otros espacios estereotipados, debe haber más mujeres como Virginia, Itzel y Karen, a quienes se les permita ocupar los puestos y lugares que ellas merecen por sus cualidades, capacidades y el gran trabajo que desempeñan en el ejercicio de su profesión.
La imagen de la árbitra Karen Hernández tratando de contener lágrimas es mi imagen preferida de este año, un año olímpico que promete cientos de escenas similares, de mujeres derribando estereotipos, luchando por sus sueños alcanzado sus metas; mujeres que subirán a lo más alto del pódium y serán referentes para las nuevas generaciones, quienes sabrán que pueden ser lo que les dé la gana de ser.
