“Los hombres deben saber que del cerebro, y solo de él, vienen las alegrías, las delicias, el placer, la risa y también, el sufrimiento, el dolor y los lamentos. Y por él, adquirimos sabiduría y conocimiento. Y por el mismo órgano, nos volvemos locos”. Hipócrates.
Por: Joce Benites
¿Cuántas veces hemos escuchado decir, incluso a nosotros mismos, extraño ser niño o niña otra vez?, ¿a quién de infante no le gustaba jugar a los encantados?
Pareciera que para muchos mezclar ese juego con el deseo de ser niño y niña nuevamente sería la mezcla perfecta, sobre todo en estos tiempos donde todo parece estar de cabeza.
Pero si nos vamos a la raíz de las problemáticas sociales, es en la infancia donde se aprende todo y ello es lo que determina nuestro actuar.
Por eso como adultos y medios de comunicación tenemos que analizar muy bien la calidad de lo que decimos y ofrecemos a nuestros niños y niñas, pues ya lo dicen las organizaciones de los Estados Unidos Americanos (OEA): La infancia es la etapa que abarca desde el nacimiento hasta los ocho años de edad, además que la primera infancia marca el periodo más significativo en la formación del individuo, puesto que en ella se estructuran las bases del desarrollo y de la personalidad, sobre las cuales las sucesivas etapas se consolidarán y se perfeccionarán.
Con estos señalamientos, se entiende que el ambiente en el que vivimos ¡sí es un desastre o no!, es porque nosotros los adultos así lo hemos moldeado. Es decir, si las niñas y niños son violentos y causan destrozos a su alrededor, es porque de algún lado lo aprendieron.
Por ello mencionaba que encantar o congelar algunas acciones sería ideal y en este caso hacerlo con la inocencia lo sería aún más.
A ver ¿por qué extrañamos la infancia? Será por la inocencia que nos caracterizaba, por la excesiva imaginación que poseíamos y la nula preocupación para actuar y hablar.
Entiendo que todo eso lo podemos recuperar con nuestra actitud y volver a ser lo que nosotros queramos, pero siempre también en beneficio de los demás.
Las niñas y niños son unos grandes maestros y podemos aprender demasiado de ellos, es por eso que merecen toda nuestra atención y respeto al momento de hablarles y exponerlos a cualquier medio educativo.
Pues varias investigaciones han señalado que las experiencias físicas, sociales y emocionales, a las cuales están expuestos los niños y niñas, son críticas y cruciales para la organización de su sistema nervioso y para el desarrollo del cerebro, pudiendo dejar huellas para toda una vida.
Olvidémonos por un momento de que somos adultos y seamos espontáneos, echemos a volar nuestra imaginación tal como niños y niñas, y sonriamos de todo, que crecer no signifique dejar de serlo,” encantémonos” y “desencantemos” lo que no beneficia a la sociedad.
Comments