Por: Alejandra Cruz.
“. — El reloj acaba de dar la medianoche. Es la hora de las brujas, cariños, y es toda nuestra.” La Hora de las brujas.
Mujeres con enormes y horribles verrugas, sombreros puntiagudos, escobas voladoras, gatos negros, un caldero y oscuros pactos con el diablo; a través de los siglos, las brujas han llegado a tener una gran importancia en el folclore y han originado miedo y fascinación en igual medida. La percepción de la bruja ha ido variando conforme evoluciona la sociedad; de una curandera, a un personaje siniestro o hermoso, o incluso una mujer que lucha por sus derechos, no se puede negar que la bruja es uno de los personajes más significativos en la historia.
La palabra bruja en español no tiene procedencia, ni significado original. El primer documento en el que aparece la palabra data del siglo XIII, y en latín vulgar “voluxa”, significa vuela. Algunos expertos mencionan que la raíz de “bruja” proviene de la palabra procelta “brixta”, que quería decir hechizo.
Y es que, contrario a lo que se cree, la idea de las brujas o la brujería no surgió en la Edad Media. Por ejemplo, en la biblia, tenemos a la llamada “Bruja de Endor”, en la historia del rey Saúl. Igualmente, los pueblos del período clásico ya tenían a las Estriges, unas criaturas terribles, con apariencia de lechuzas, que se alimentaban de recién nacidos.
La mitología griega también escribía sobre estas mujeres, como el caso de Circe, una maga del mundo antiguo que utiliza su magia para convertir a los compañeros de Ulises de la Odisea, en cerdos. Los griegos también tenían a las Sibilas, seres mitológicos que vivían en grutas cerca del agua, siendo Herófila la primera sibila y quién profetizó la Guerra de Troya.
Durante muchos años, la bruja era quién se encargaba de cuidar a los habitantes de los pequeños pueblos, los curaba y usualmente solía hacer de partera, ayudando a los bebés a venir al mundo; y el conocimiento que adquirían de la naturaleza lo transmitían oralmente de madres a hijas.
Sin embargo, es en la Edad Media cuando se dio un gran cambio en la manera en que se percibían.
Según la historiadora Renilde Vervoot, si bien existieron diferentes representaciones de las brujas, fue hasta que Peter Brueghel el Viejo creo los grabados Santiago en la cueva del brujo y Santiago y la caída del brujo, que por primera vez hubo una iconografía bien definida de la imagen de la bruja, tal y como quedaría para siempre en la memoria colectiva. A partir de esta etapa, se popularizó la idea de que estas mujeres eran malvadas, envidiosas y crueles. De sanadoras pasaron a ser asesinas, las novias del diablo.
La inquisición fue aceptada desde 1199, pero creada oficialmente en 1231. Para llevar a cabo su trabajo contaban con equipos de dominicos decididos a hacer cualquier cosa para salvar a la cristiandad.
Y durante un tiempo, la brujería europea se diferenció de la de los otros continentes, convirtiéndose en una especie de injuria religiosa que se relacionó más a las mujeres que a los hombres. Siendo así que entre 1450 y 1650, la iglesia consiguió llevar a la hoguera a decenas de miles de mujeres.
Las brujas de Salem
En el mes de enero de 1692, Betty Parris, la hija de ministro Samuel Parris y Abigail, sobrina del religioso, presentaron un caso de extraña conducta, con gritos, arrojando cosas, poniéndose en extrañas posiciones y maullando. Poco después, Ann Putnam, proveniente de la familia más influyente del pueblo, comenzó a presentar este mismo comportamiento.
Cuando los padres, preocupados por la salid de sus hijas, consultaron con el doctor del lugar, este diagnosticó que su comportamiento era causado por fuerzas sobrenaturales.
A finales de febrero, las chicas dijeron que tres mujeres eran las causantes de su mal: Tituba, una esclava del Reverendo Parris; Sarah Osborne, una mujer mayor; y Sarah Good, indigente del pueblo.
El primero de marzo, las tres mujeres fueron detenidas y el tribunal les exigió que confesaran sus pecados. Osborne y Good negaron cualquier tipo de vínculo con la magia negra, mientras que Tituba, confesó tener actividad satánica. Sin tomar en cuenta sus testimonios, las tres fueron encarceladas.
Poco a poco el raro comportamiento de las niñas se manifestó en otros, quienes afirmaron la existencia de brujas que volaban en escobas, la presencia de espíritus y acusaron a varios pobladores de tener pactos con el diablo.
Los eventos con estas tres mujeres provocaron pánico en la población, y más mujeres fueron acusadas de brujería y llevadas a la horca. Desatando una de las cacerías mas brutales de toda la historia.
Para saber si una mujer practicaba brujería, esta era arrojada al rio; si lograba salir a la superficie la quemaban y si se ahogaba en el fondo, era inocente, y sus pecados eran perdonados por Dios. Durante los juicios, también se buscaban las marcas del diablo, clavaban agujas en cualquier parte del cuerpo que presentará “anomalías”. Y estaba aceptado que los hombres violaran la intimidad de las mujeres.
“Prosiguiendo con nuestro deseo, hemos visitado las partes pudendas de la susodicha muchacha, en las cuales hemos encontrado los labios de la entrada del cuello de la matriz blandos, ajados y muy separados. Después, habiendo sondeado con los dedos la entrada del cuello de la matriz, lo hemos encontrado ancho, de manera que se pueden meter tres dedos de la mano izquierda sin mucha dificultad.” este es un fragmento del libro de Guy Bechel, Las cuatro mujeres de Dios. La puta, la bruja, la santa y la tonta.
Se calcula que entre 144 y 185 personas fueron acusadas y condenadas a la horca durante todos los meses que duraron los juicios y terminaron en mayo de 1963.
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