Por: Marite Hernández Correa.
Como sabemos, los derechos humanos tienen los principios del ser universales interdependientes, así como el ser indivisibles y progresivos. La obligatoriedad de las autoridades en el ámbito de sus competencias de promover, respetar, protegerlos y garantizarlos, prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los mismos.
El artículo 1ro. de la Constitución Mexicana, signa de manera contundente y clara, que todas las autoridades deben estar no sólo comprometidas con el tema de los derechos humanos, sino ampliar todas sus capacidades institucionales, técnicas y humanas, para hacer valer en la vida diaria de las personas el respeto y acceso a los distintos derechos como la salud, la alimentación, el trabajo, la educación, vivienda digna, el acceso a la información, la seguridad.
Esta vez, quiero compartir con todos y todas estas reflexiones que surgen desde la visión antropológica y del derecho por tratar de incorporar una mirada crítica y sentida en el tema del derecho a la salud como un derecho humano.
El artículo 4 constitucional en su párrafo cuarto dice “Toda Persona tiene derecho a la protección de la salud. La Ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general, conforme a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución. La Ley definirá un sistema de salud para el bienestar, con el fin de garantizar la extensión progresiva, cuantitativa y cualitativa de los servicios de salud para la atención integral y gratuita de las personas que no cuenten con seguridad social”.
El derecho a la salud es un derecho social fundamental para todas y todos, pues como coloquialmente decimos, “sin salud no hay nada”. Sin salud no podemos hacer nuestras actividades, podremos tenerlo todo, pero sin salud no podemos acceder a otros derechos”.
La salud es uno de los bienes sociales más valiosos como seres humanos, pues sin ella no podemos expandir todas nuestras potencialidades dentro de la sociedad, la salud es un privilegio dentro de una sociedad sumamente deteriorada y enferma no sólo físicamente, sino socialmente.
Asimismo, los derechos están interconectados, a eso se refiere la interdependencia, no hay un derecho más importante que el otro, todos son consustanciales para el desarrollo pleno de las personas.
El derecho a la salud es uno de los derechos que el Estado esta obligado a garantizar de manera seria, pues es un derecho tan fundamental, pues de él pende la vida, de un ser querido, de un nuevo ser. Es un derecho tan delicado, vamos a decirlo así, que requiere de una visión sumamente humana y comprometida en su atención y protección.
Una sensibilidad sin fines de lucro en su implementación, pues es paciente, el derechohabiente es una persona en lo especifico, mujer, personas LGBT y ˖, es indígena, es afrodescendiente, es adulto mayor, niño, es hombre, es persona con especificidades sociales y culturales que deben ser tomados en cuenta al momento de desplegar la estrategia de la protección y la atención de la salud, debe de ser vista con lentes de derechos humanos, perspectiva de género, visión de diversidad multicultural, perspectiva de infancias, supeditando siempre el principio del interés superior de la niñez, derechos de las mujeres, un trato no discriminatorio ni violento, un enfoque de protección y respeto a las personas con discapacidad.
Debemos comprender que somos una sociedad con enormes flagelos como la desigualdad y la pobreza, el racismo y la discriminación, las violencias; por tanto, debemos transitar a un modelo de salud pública que vele por los más desprotegidos y olvidados, crear leyes, políticas públicas y estrategias que contribuyan a aminorar las enormes violencias estructurales que no hemos sido capaces de erradicar.
La visión debe ser, construir un servicio de salud público, gratuito y con una atención humana, una atención que deje fuera la mercantilización de la salud, la salud es un derecho humano.
Del mismo modo debe entender que cuando se violenta a un paciente, a un derechohabiente, a una persona, desde la institucionalidad (sean médicos, enfermeras, trabajadores sociales, trabajadores del Estado) se les está vetando del acceso al derecho a la salud, cuando se le niega un servicio, cuando se le niega una cirugía, una atención con especialista, cuando se les niega o pospone una cita a laboratorio, cuando no hay o se niega medicamentos, se le esta discriminando y violentando.
También es necesario erradicar el acoso laboral, sexual, dentro de los espacios laborales encargados de brindar la salud, estas prácticas se convierten en obstáculos para concretar el derecho humano a la salud.
La precarización laboral de los médicos y trabajadores, es una situación que debe ser revisada para que todos los esfuerzos y energías estén destinados a un trato digno de quien solicita el acceso a la salud y la atención. Es urgente acabar con prácticas de corrupción y privilegios que afectan y dañan a todo el servicio de salud.
Es urgente acabar con estas prácticas que dejan ver formas reiteradas de parte del Estado, de no garantizar un servicio humanizado y justo. Debemos erradicar los malos tratos y despotismos, debemos asumir las mejores prácticas en garantizar el acceso a la salud como un derecho humano fundamental.
Es importante mencionar lo que la Dra. Tlaleng Mofokeng, Relatora Especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, explica el derecho a la salud y por qué está intrínsecamente ligado a todos los demás derechos humanos.
“La violencia en todas sus formas es un obstáculo importante para el derecho a la salud y afecta especialmente a grupos vulnerables como las mujeres, los niños y las personas no binarias”.
La violencia vulnera el derecho a la salud ya que permite que se produzcan otros tantos abusos de derechos. El derecho a la salud es indivisible de todos los demás derechos”.
La Dra. recomienda prevenir la violencia en todas sus formas, así como adoptar un enfoque inclusivo y no binario del género Todas las personas tienen derechos, con independencia del género, identidad sexual, raza, edad o situación geográfica, y algunos de ellos incluyen el derecho a tomar decisiones sobre la propia salud sin coacción ni violencia.
Se debe garantizar que todas las leyes, políticas, programas y servicios relacionados con la violencia de género incluyan a todas las personas, con o sin discapacidad, menores o adultas, y cisgénero, transgénero, no binarias, queer o intersexuales. Al hacerlo, hacemos visibles otros tipos de violencia que no se tienen en cuenta con un enfoque binario del género.
Uno de los temas fundamentales es la salud mental, que no siempre se tiene en cuenta a medio y largo plazo. Además, es importante que los Estados tengan siempre presente su obligación de respetar y proteger el derecho a la salud.
Es prioritario que se inspiren en las leyes y normas internacionales de derechos humanos para influir en su propia política nacional, en las instituciones y en su propia programación. Las obligaciones inmediatas de los Estados incluyen las garantías de no discriminación e igualdad de trato.
Asimismo, es urgente y necesario ver a la salud como una estrategia holística, que permita que paciente, derechohabiente sea dignamente atendido, pero igual todo el servicio médico y personal tengan sus derechos salvaguardados, así como estrategias de capacitación, y formación, pero al mismo tiempo tener capacidad resolutiva en la atención médica, coordinación administrativa y eficacia en las decisiones pues de esas determinaciones depende la vida o muerte de un ser humano que no es un numero o folio, así mismo buscar espacios de contención para todo el personal médico que en tiempos de pandemia y saturación su salud y vida se ven mermados. Como vemos la salud es un todo, luchemos por preservar la salud, la alegría y el amor para transformar nuestras realidades. Y pugnemos por que el derecho a la salud sea realmente un derecho humano.
Bibliografía:
Constitución Política Mexicana
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