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Cuando la prensa es cómplice de la violencia de género



Imagen tomada por Xochiquetzal Rangel

Por: Guadalupe Gallegos


Nataly fue víctima de feminicidio, de las omisiones de las autoridades que investigaron su caso y de la mala praxis del periodismo.


Nataly Alonso Rodríguez fue víctima de feminicidio el 15 de junio de 2019 en la capital del estado, la nota sobre su homicidio fue titulada “Tenía poco de haber salido de La Pila, estrangulan a mujer en la Julián Carrillo”, como si eso justificara el hecho, pero además, la información con la que se titulaba la nota, es falsa.


Al ser un tabloide amarillista, la nota estaba acompañada de fotografías que mostraban las señalas de violencia de las que había sido víctima Nataly, antes de fallecer.


Todo esto causó un impacto psicológico en Yolanda, madre de Nataly, quien sigue cuestionándose de dónde se obtuvo la información de que su hija estuvo interna en el penal de La Pila, porque es falsa, pero la impresionó más el uso de la imagen del cadáver de su hija sin considerar la dignidad de la persona que fue.


A principios de agosto de 2021, Yolanda se reunió con varias miembros de la Red de Mujeres Periodistas de San Luis Potosí para contar su historia.


En dicha reunión, Yolanda narró como esta nota informativa significó que le arrebataran la dignidad a su hija, al exhibir su cuerpo sin vida y suponer que su muerte había tenido que ver con haber estado en prisión, lo cual nunca ocurrió.


Su historia también quedó plasmada en Pie de Página, donde Yolanda señaló lo siguiente:


“Esta información no debió haber sido publicada, la dignidad de mi hija no debió nunca lastimarse de esa manera. Nataly nunca estuvo en prisión como la nota lo dice, pero si lo hubiera estado no es una justificación para vivir toda la violencia que se le ejerció y que terminó con su vida”.

Esa nota informativa provocó que se percibiera a Nataly como la culpable de su propio asesinato, tanto de parte de la sociedad, como su propia familia, mientras que en Yolanda se abrió una herida que nunca debió pasar.


En “¿Cómo se representan los feminicidios en los medios de comunicación?”, publicada por Cátedra UNESCO AMIDI, se señala que la misma prensa justifica el feminicidio cuando se destaca que la víctima estaba relacionada con el crimen organizado, ejercía un oficio estigmatizado, había dejado a su pareja o fue infiel.


“Se entiende que estas mujeres fueron agredidas por romper algún estereotipo de su género y no mantener el statu quo”, explica.

Por lo que al representar un feminicidio de manera errónea, afecta la manera en la que la sociedad construye su visión de los hechos e incluso cómo se soluciona.


Si el feminicidio es enmarcado de una manera particular, por ejemplo, que Nataly salió de prisión y fue asesinada, lo que implica que su muerte tuvo que ver con una vida criminal, este se resolverá bajo dicha perspectiva y no se percibirá como un problema estructural, social y cultural, derivado de la violencia machista.


“Esto promueve que la audiencia no haga una relación del feminicidio con la violencia de género y lo siga considerando como un hecho que ocurre a partir de decisiones particulares del agresor”, se señala en la publicación.

Ante tales circunstancias, se han tenido que emplear acciones afirmativas para modificar la manera en que la prensa y los medios de comunicación reportan la violencia de género y dejar de ser un cómplice más de este grave problema que aqueja al país.


La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida libre de Violencia, en su artículo 38 apartado VIII, establece que se debe “vigilar que los medios de comunicación no fomenten la violencia contra las mujeres y que estos favorezcan a la erradicación de la misma, fortaleciendo el respeto a los derechos humanos y dignidad de las mujeres”.


Además, se han elaborado distintos proyectos y manuales de redacción para cubrir información correspondiente a la violencia de género, en los que se sugiere no culpar las víctimas de la agresión, no sexualizar a las mujeres y no justificar a los agresores.


En la publicación se recuerdan algunos puntos para que en la redacción se deje de promover estereotipos de género, así como la normalización de la violencia machista: contextualizar la violencia, recurrir a diferentes especialistas en el tema, no trivializar el suceso, dar continuidad a los casos y no publicar notas de feminicidio en las secciones policiacas o similares.


Aunque corresponde a la sociedad denunciar a los medios que revictimicen y violenten a las mujeres, también es responsabilidad de la prensa educarse, aprender y cambiar la manera en la que se informa sobre la violencia de género.


De lo contrario, seguirá siendo un cómplice más de la violencia que se ejerce en contra de las mujeres.

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