Por: Marcela del Muro.
La señora Jazmín y sus dos hijas corrían hacia la explanada de la Plaza de Fundadores, en pleno Centro Histórico de la capital de San Luis Potosí. Desde lejos se veían apuradas, cruzaron la intersección de las calles Carranza y Aldama, entre coches y luces, y llegaron a la gran fuente, ahora apagada y sin agua.
Fueron recibidas por más de ochenta mujeres que cantaban y gritaban consignas. Eran las siete de la noche del 25 de noviembre y estaba por terminar el mitin cultural para conmemorar el Día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.
"Para las autoridades, el 7 de septiembre a Fer se la tragó la tierra”, se escuchó la voz modulada y potente de Jazmín, mamá de Fernanda Guadalupe Morán Rodríguez de 21 años. “Estoy aquí para lo mismo, pedirle a la ciudadanía que me preste sus ojos. Si alguien ha visto a Fer, por favor dígalo. Si alguien sabe algo, por favor no se lo calle”, su hija desapareció la noche del lunes 7, afuera de su casa en el Barrio de San Miguelito.
Mientras la mujer de complexión pequeña y ojos grandes y tristes pedía ayuda para la localización de Fernanda, sus hijas cargaban dos mantas con la foto de su hermana mayor.
La señora Jazmín llevaba semanas esperando una oportunidad así. Para ella sigue siendo importante difundir que su hija tiene varias semanas ausente, dar a conocer que Fernanda hace falta en casa y necesita ayuda de todes para saber dónde está.
ME QUIEREN LLEVAR, ¡MAMÁ AYÚDAME!
Hoy, 7 de diciembre, se cumplen tres meses de que Fernanda salió de su casa y ya no regresó.
Aquel lunes 7, fue un día normal para Fer y su familia. A las siete de la noche salió en taxi a llevar un trueque, una de las actividades favoritas de la joven de 21 años durante la cuarentena. Regresó pasadas las 8 de la noche a casa y fue con su hermana menor a comprar tamales para cenar. Fue un día tranquilo y los hermanos vieron una película mientras comían. Al quince para las nueve, Fer comenzó a pedir permiso para salir un momento, estaría fuera de casa durante cuarenta minutos.
Pasó el tiempo del permiso y Fer no regresaba, a las 10.20 de la noche Jazmine mandó el primer mensaje de regaño, pero no recibió respuesta. Cincuenta minutos después, a las 11.01 de la noche, recibió la última llamada de Fernanda.
"Yo tenía la tripa retorcida y no le iba a contestar porque pensé que estaba tocando, pero conteste por inercia y la puse en altavoz. Se escuchaba: 'Suéltame, güey. Déjame, güey'", recuerda la señora Jazmine. "Me dijo: 'me quieren llevar, mamá, ayúdame' y después se escuchó: 'Suéltame, Mario, déjame' y entonces se cortó", la última llamada de Fer duró 26 segundos.
La mamá de Fer se quedó en shock. Sus hijos cuentan que, en cuanto colgó la llamada, gritó desesperada y angustiada, pero ella no lo recuerda. Se puso sus tenis y recorrió apresuradamente los 20 metros que separan su casa de la puerta principal. Ella se imaginaba que su hija estaba afuera, pero no encontró nada.
"Le dije a mi hija que no abriera la puerta, compartí mi ubicación con ella y le deje indicaciones si pasaba el tiempo y no regresaba. Me fui a buscar a Fer, todo estaba solo. Yo le seguía marcando y sí entraba la llamada. Le mandaba mensajes con caritas enojadas y le pedía que me contestara. A las 11.34 de la noche me apagaron el celular", Jazmín no pensó lo peor. En ese momento se imaginaba que Fer se había metido en problemas, pero pronto regresaría a casa.
El tiempo pasó lento y la espera se iba haciendo más complicada. Sin rastro de Fer, a las 5 de la mañana del 8 de septiembre, la señora Jazmín fue a poner la denuncia por la desaparición de su hija. La respuesta en Fiscalía fue la típica: seguramente, su hija se fue con el novio o de fiesta, pronto regresaría a casa, pero siguieron pasando los días y eso seguía sin suceder.
Comenzó la investigación. La última conexión del teléfono de Fernanda marcaba en las antenas de la Zona Industrial. "Yo no entiendo cómo se pudieron llevar a mi hija hasta allá". Comenzaron a buscar por los alrededores: encontraron unas botas, ropa interior, una bolsa, unos jeans. Nada de eso era de Fernanda.
La desesperación y frustración por la ausencia de respuestas invadió a la familia de Fernanda. El 24 de septiembre se realizó la primera manifestación para pedir mejores resultados en la investigación. Y el 7 de octubre se detuvo a José Karol, ex novio de Fernanda.
Para Jazmín, esta detención fue muy apresurada. "Karol no tiene en qué moverse. Nosotros le conseguimos una bicicleta, pero ¿cómo se pudo llevar a Fernanda en eso? No, eso no es posible. Además, hay alguien más sospechoso para mí".
UN SOSPECHOSO LIBRE
La familia recuerda que un mes antes de la desaparición, Fer dejó de contestarle el teléfono a Karol y comenzó a platicar con otro chico. Era un supuesto abogado que decía llamarse Adolfo y, desde el principio, la plática giraba en la posibilidad de irse a vivir con él.
"Mi esposo habló con ella, le decía: 'Mira, Fer, la vida es muy complicada y tienes que estudiar. Termina lo que estás haciendo y cuando termines te ponemos un spa'", Fer estaba estudiando para ser estilista y su mamá platica que era muy buena en lo que hacía. Sus papás no querían que arruinara su futuro por apresurar una relación, pero creían lo que ella contaba sobre el abogado, quien la visitó un par de veces en casa.
Este muchacho aparece en la investigación, pero no se llama Adolfo y tampoco es abogado, al parecer, es vendedor de droga. Estuvo en investigación, incluso estuvo detenido un tiempo corto, pero ninguna prueba fue lo suficientemente sólida para vincularlo al caso.
"A mí no me importa si detienen a todos los hombres, a uno o a mil, a mí lo que me importa es que me entreguen a Fernanda. Saber qué pasó con ella".
Jazmín, se plantea el buscar por sus propios medios “hasta abajo de las piedras”, pues no percibe que las autoridades hagan algo. Al día de hoy su madre no cuenta con acceso a la carpeta de investigación que le permita saber el avance de la misma.
Teme que el número telefónico que empleaba su hija, esté siendo utilizado por alguien más pues el pasado 29 de noviembre se registró actividad en él, pero para que se le dé seguimiento a este posible indicio se requieren pasos previos lo que sumerge a la familia en la desesperación de la espera.
Para Jazmín la vida se cortó cuando desapareció su hija. Su rutina se ha hecho cada vez más pesada y siente que está a punto de romperse.
"Es una pesadilla. Te matan en vida porque tienes la incertidumbre todo el día. Yo siempre pienso cómo estará Fer, siempre piense y piense. Ya no salgo de mi casa porque estoy siempre con la esperanza de que llegue y toque la puerta. No salgo porque pienso, y si me voy y no encuentra a nadie".
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