Por: Xochiquetzal Rangel.
Entre tristeza y desesperación Eduardo Jiménez pasó la noche del 16 de agosto, luego de ver su mercancía de ropa flotando en el agua que subió hasta un metro de altura en la explanada de “Los Gritones” en la Feria Nacional Potosina, luego de que las intensas lluvias se acumularan en dicha área y crearan una especie de laguna.
“Ayer más que nada fue tristeza, qué hacía uno, ya solo nos sentamos a ver cómo flotaba todo, es que el agua nos llegó a arriba del pecho”, agregó.
Pese a que para él su familia integrada por su esposa e hija, durante los 22 años que se han mantenido trabajando en ferias por todo el país están acostumbrados a lidiar con pequeñas inundaciones, lo que sucedió ayer fue distinto, pues es la primera vez que tienen pérdidas de hasta un 50% en la mercancía que traían, pues la mayor parte de la ropa que venden se mojó y enlodó.
“Tengo unos 15 años viniendo y nunca nos había pasado eso, yo creo que abrieron la compuerta de la represa y se vino de golpe, el agua vino de golpe, no tuvimos posibilidad de hacer nada. Si la gente nos quiere apoyar que no nos haga el feo por una manchita de lodo, la vamos a dar más barato”, comentó.
Entre la angustia que les generaba ver todo inundado, Eduardo y su esposa intentaron acercar su camioneta para poder salvar lo que más pudieran de su mercancía, sin embargo pensaron que en caso de que el agua se metiera al motor la pérdida que sufrirían sería más grande, por lo que decidieron esperar y ayudar a otros compañeros que se vieron más afectados.
La lluvia comenzó en punto de las 10:30 de la noche, sin embargo, comenzó a intensificarse pasadas las 23 horas, no obstante llegó al área de venta de ropa, trastes de cocina, cobijas, entre otros con mayor fuerza ya que el lugar se encuentra de bajada y no cuenta con salidas para el desfogue del agua, lo que provocó que la lluvia se concentrara y afectara a los comerciantes.
Una vez que las y los vendedores de dieron cuenta de que no había lugar en donde pudiera escaparse el agua optaron por apoyarse entre todos y realizar boquetes en las paredes y de esta forma hacer que el líquido se drenara, solo de esta forma el alto nivel comenzó a bajar.
Este 17 de agosto, la zona de venta luce desolado, lo que más se nota es el lodo y rastros de humedad en las paredes, lo que más se siente en el lugar de “los gritones” es la tristeza aflora, pero también el compañerismo para intentar salvar lo más que se pueda.
Aunque diversos trabajadores del área de inspección de la FENAPO, ayudan a lavar y poner a secar algunos productos como almohadas y vajillas, para los comerciantes, aunque agradecen el gesto, no es suficiente pues perdieron cantidades importantes de dinero y la recuperación es difícil de conseguir.
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