
Por: Regina Arellano
Activista y exdiputado, Pedro César Carrizales Becerra “El Mijis” fue un referente en San Luis Potosí y en México por su lucha contra la discriminación y su activismo en favor de los derechos de distintos sectores de la sociedad, como el caso de los “ chavos banda”.
El Mijis fue uno de los pocos legisladores del Congreso del Estado en apoyar la despenalización del aborto, también se mostró a favor del derecho al matrimonio igualitario así como de la defensa de los animales.
Su activismo comenzó muchos años antes de su elección como diputado, en su juventud, la cual no fue fácil, pues vivió en un entorno de excesos, violencia y vida pandilleril.
Él mismo se denominaba “chico banda”, y fue justamente la realidad en la que él vivía la que fue su bandera de lucha. El interés por las problemáticas sociales de su entorno, motivo de un activismo en defensa de las juventudes discriminadas, periféricas, de barrio, para integrarlos o reintegrarlos a la sociedad.
Como activista promovió organizaciones como el Movimiento Popular Juvenil y Un Grito de Existencia, con el objetivo de crear treguas entre las pandillas de San Luis Potosí, alejar a los jóvenes del mundo de las drogas y de ofrecerles empleo a partir de su proyecto “Pinta tu Cantón”, donde obtuvieron empleos estables al pintar casas.
A pesar del clasismo y discriminación del que fue víctima debido a su apariencia y procedencia, fue electo como diputado local en 2018 en San Luis Potosí, con un trabajo legislativo a favor de los derechos humanos y la no discriminación.
Algunas de sus iniciativas fueron las siguientes: la despenalización del aborto, el derecho al matrimonio igualitario, la prohibición de las peleas de gallos y las corridas de toros, la legitima defensa de la mujer en situación de violencia física y sexual, el ecocidio como delito; también buscaba que se brindara Seguro Social e Infonavit a presos (como parte de la reinserción social), aunque esta última no logró concretarla.
Se le recordará como un hombre que luchó por los derechos humanos a pesar del clasismo en México y en su propio estado, misma opresión que veía con malos ojos que un hombre como él, quien siempre se negó a usar traje como cualquier político, con un pasado pandillero y polémico fuera diputado.
Comenzó su lucha por los jóvenes pandilleros y drogadictos de su entorno, por una vida digna y de segundas oportunidades. Pero también luchó por los derechos de las mujeres, de la comunidad LGBT+, por la naturaleza y los animales.
Se le recordará como un político que sí salió del pueblo y que demostró que no se necesita un traje sastre para trabajar en favor de los sectores más marginados.
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