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Foto del escritorLa Rata

El efecto Werther: amor y suicidio.

«Desde entonces el sol, la luna y las estrellas pueden salir y ocultarse cuando y como quieran, yo no sé ya cuándo es de día ni cuándo es de noche, cuándo hace sol o cuándo hace luna; para mí ha desaparecido el universo en su totalidad»



Por: Alejandra Cruz.


¿Qué es el amor? ¿Qué sentido tiene? ¿Y por qué ha sido un tema tan usado por escritores?.


A lo largo de los años, el romance ha sido y es un constante de la creación literaria, lo dramático, lo amargo, lo inesperado, lo sorprendente que ha inspirado el espíritu de los creadores y que ha llevado a cada uno a expresarlo desde su perspectiva y experiencia de vida.


Comenzando por Homero y las tragedias griegas, o el famoso poema romano Ovidio con su arte erótico o Erich Fromm con sus reflexiones en su obra El arte de amar, el tema del romance se ha convertido en un fantasma para muchos escritores; por un lado, el sentimiento del amor y por el otro, como esté puede llevar a sus protagonistas al borde de la locura o incluso al suicidio.


A través de la historia se han producido distintas visiones del amor hacia el otro; hasta el renacimiento, el amor fue el concepto de un ideal de virtud y belleza; en el siglo XVIII, el amor fue una cualidad para la que estaban capacitados todos los hombres. Pero fue con la llegada del romanticismo que comenzó a cimentarse el modelo que aún hoy en día continua vigente: el amor furtivo, el destructivo, el amor platónico, es decir, uno donde todas las tragedias están permitidas.


Ya no se trata sólo de amores alegres, sino tristes, como un tomento moral, casi como la muerte.


¿Pero, qué pasaría si unas cuantas páginas pudieran lograr identificar al lector de tal manera que lo llevaran al suicidio?


El efecto Werther fue el término designado por el sociólogo David Phillips en 1974 para definir el efecto imitativo de la conducta suicida. Este nombre proviene de la obra de Goethe “Las desventuras del joven Werther, publicada en 1774; una novela muy leída en su día por los jóvenes, que comenzaron a suicidarse de formas que parecían imitar la del protagonista. Llevando a las autoridades de Italia, Alemania y Dinamarca a prohibirla.


El argumento de la obra consiste en un intercambio de cartas escritas entre Werther, el protagonista: un joven apasionado y sentimental, y Wilhelm, su mejor amigo. En estas cartas Werther revela el profundo amor que siente hacia Carlota, una mujer ya comprometida con un hombre once años mayor que ella. La noticia de su inminente boda termina sumiendo en un profundo desasosiego al protagonista, empujándolo al suicidio.


La novela de Goethe creó tal cercanía con muchos de sus lectores de la época que a finales de siglo surgió la llamada “fiebre wertheriana”, provocando que los jóvenes comenzaran a vestirse exactamente igual que Werther: chaleco amarillo, chaqueta azul, botas y calzones de cuero. Fue entonces que se desataron los suicidios, en los cuales muchos de ellos usaban el atuendo del protagonista.


Pero esta no fue la primera ni la última vez que ocurrió algo similar, en la Biblia, en el Primer Libro de Samuel, se narra que Saúl se suicidó dejándose caer sobre la espada y cómo su escudero siguió su ejemplo. Incluso se dice que Romeo y Julieta, de William Shakespeare, inspiró a un buen número de jóvenes a suicidarse al estilo de los enamorados.


Un ejemplo más cercano es como tras la muerte de Kurt Cobain se llegaron a suicidar muchos seguidores del cantante de Nirvana, o como tras la muerte de Marilyn Monroe, en Estados Unidos hubo 303 casos de suicidios, lo que significó un incremento del 12%.


Hoy en día, los profesionales del campo de la psicología siguen hablando del Efecto Werther. A mediados de 2017, Canadá trató de prohibir la serie “Por 13 razones” tras considerar que podría causar este mismo efecto. La Organización Mundial de la Salud incluso ha elaborado un documento con pautas a seguir para periodistas que informen sobre hechos relacionados con el suicidio. Por ejemplo, omitiendo todos los elementos personales que pudieran inspirar al lector. Tampoco se debe sugerir que el suicidio ha contribuido en modo alguno a resolver los problemas del suicida.

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