Por: María Medrano
“Nadie en su sano juicio quiere ser policía”, algunos (la mayoría) entran a una corporación porque no tienen otra forma de obtener ingresos, los menos, son aquellas personas que realmente vieron en la protección y el servicio a la sociedad su vocación.
Una Película de Policías (2021), de Alonso Ruizpalacios, nos muestra a través de un documental que juega con la mente del espectador, lo que es enfrentarse a inseguridad en las calles de la Ciudad de México, a la desconfianza de la ciudadanía y a la corrupción en las propias corporaciones policiacas.
Este documental obliga, además, a dos jóvenes actores a infiltrarse en la capacitación de diversas corporaciones policiacas y les hace conocer desde dentro la formación de quienes protegen a la ciudadanía, sus condiciones de origen, sus motivaciones para ingresar a la fuerza y cómo poco a poco el sistema les destruye los ideales.
Este retrato del policía de la Ciudad de México podría ser también el del policía potosino y de cualquier otra entidad de la República, con sueldos que apenas les permiten subsistir, con condiciones laborales complicadas, con mandos aliados de funcionariado corruptible y corrupto.
Y si eres mujer, a lo anterior se suma el acoso sexual.
La manera en que el director desarrolla la trama de Una Película de Policías le proporciona una óptica distinta al espectador y le hace vivir en carne propia (desde la comodidad de su sala), la frustración de la falta de personal y de capacitación, así como la incertidumbre de perder la vida en el servicio.
Estos datos no son nuevos, la organización Causa en Común se ha dado a la tarea, desde hace años, de mostrar las áreas de oportunidad, por no decir deficiencias, de las corporaciones policiacas en todo el país.
De acuerdo con su última encuesta Qué Piensan Los Policías, realizada en 2019, la mayoría de las y los uniformados perciben un sueldo 10 y 15 mil pesos a nivel nacional, aunque San Luis Potosí se encuentra entre las entidades que mejor paga a las y los elementos de policía, hay aspectos en los que se puede mejorar las condiciones.
A nivel nacional, quienes se unen a corporaciones policiacas deben pagar su calzado, uniforme, papelería, reparaciones de patrulla, cartuchos, en casos menores los chalecos antibalas o la gasolina para las patrullas.
Además, siete de cada 10 policías en México no cuentan con prestaciones, como gastos funerarios, y ocho de cada 10 carece de seguro de gastos médicos mayores.
En la práctica, Causa en Común revela que las actividades de las y los policías no solo se centran en proteger y servir, o bien están más inclinadas al servicio, pues dos de cada 10 deben realizar encargos personales como orden de trabajo.
Uno de los aspectos más reveladores de Una Película de Policías, es el pago de cuotas para el uso de chalecos antibalas limpios; Causa en Común también reveló esta situación que se extiende hasta el pago por tener patrulla, no ser cambiado de adscripción, obtener ascensos o reducir los horarios laborales.
Pero nadie aprende en cabeza ajena y las cifras de las investigaciones de Causa en Común podrían parecer alejadas del y la ciudadana de a pie que cada vez confía menos en las corporaciones policiacas, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), las policías estatales o municipales, que son las de mayor cercanía a la población, tienen índices de confianza de menos del 50 por ciento.
Esa empatía que le falta a las cifras frías se compensa con la óptica de Ruizpalacios en Una Película de Policías, porque nos mete en la piel de quienes tratan de servirnos y protegernos, pese a las dificultades que enfrentan.
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